¿Es ahora el turno de Madrid y París?

Feb 28, 2016 por

En un entorno cada vez más globalizado, con volúmenes crecientes y márgenes decrecientes y con la amenaza de un posible “Brexit”, las plazas bursátiles tradicionales buscan aliarse. No es de extrañar que la competencia cada vez mayor, en particular la de nuevos mercados sin transparencia (los denominados ‘dark pools’), haga surgir iniciativas como la búsqueda de fusión entre las Bolsas de Londres y Fráncfort.

El anuncio de negociaciones con vistas a una fusión «entre iguales» del London Stock Exchange Group (LSE) y Deutsche Börse volvió a disparar esta semana los rumores acerca de dos de los grandes mercados financieros, agitados recurrentemente en los últimos años por tentativas de fusiones/adquisiciones a menudo fracasadas. Según la normativa británica, Deutsche Börse tiene de plazo hasta el próximo 22 de marzo para comunicar formalmente si va a realizar una oferta por LSE o si va a renunciar a presentarla

La guerra por conseguir nichos del mercado mundial arrecia entre los diferentes operadores. A ello se une la reciente aparición de las plataformas alternativas, que al final no son más que actores no sometidos a las regulaciones ni auditorías oficiales. A pesar de ello, captan gran parte de los volúmenes negociados a diario.

Esta competencia se ve exacerbada por el auge del corretaje electrónico de alta frecuencia (HFT en inglés), que permite que millones de órdenes lanzadas por algoritmos se beneficien de variaciones ínfimas de los precios entre plataformas distintas, o incluso anticipar movimientos del mercado. Además, la tradicional rutina de los operadores también se ha visto perturbada por las reglamentaciones impuestas por las diferentes autoridades, tras las recientes crisis financieras.

En este contexto, la asociación se ha transformado en una necesidad imperativa para las bolsas que, como cualquier otro negocio, están deseosas de aumentar sus volúmenes de actividad y de atraer a las sociedades a los mercados. Todas las plazas quieren incrementar los volúmenes de operaciones, obteniendo más comisiones, ya que sus remuneraciones dependen de las transacciones y de los gastos derivados de sus cotizaciones. La fusión entre LSE y Deutsche Börse daría nacimiento a la mayor plaza bursátil del mundo y su capitalización superaría los 20.000 millones de dólares.

LSE maneja la Bolsa de Londres (beneficiada por la imagen de la City) y la de Milán. Deutsche Börse opera la de Fráncfort, que es una de las mayores del mundo del sector sumamente rentable de productos derivados. Por ello, la fusión podría generar un operador europeo que haga contrapeso a los estadounidenses CME e ICE en el sector de derivados, donde están los retos de los próximos años.

Euronext corre el riesgo de perder peso. ¿Una alianza París-Madrid?

Por otra parte, si se produce definitivamente este acercamiento, hay que plantearse el futuro de Euronext, hasta ahora primer grupo europeo, que reúne a los parqués de París, Amsterdam, Bruselas y Lisboa. ¿Qué decisiones adoptará la, hasta ahora, gran bolsa europea? En este sentido, todos los ojos comienzan a mirar a España. ¿Podría BME aguantar como entidad independiente en este entorno de colosos mundiales?

Euronext, que se incorporó al mercado bursátil en 2014, tiene grandes ambiciones. Nunca escondió su voluntad de tejer nuevas alianzas. El consenso de mercado apuntaba a que Euronext y Deutsche Börse estaban destinados a entenderse, y crear así el gran mercado de la zona euro. Es obvio que el proyecto de fusión entre alemanes y británicos compromete esa perspectiva.

Pensamos que, de todos modos, sacará algún provecho de esa operación, recuperando activos de los que deberá desprenderse el nuevo gigante bajo la presión de las autoridades de la competencia. Además, la fusión Londres-Fráncfort generará rápidamente otras iniciativas de acercamiento, abriendo nuevas perspectivas. La multiplicación de los desafíos acelera la consolidación de un sector que actualmente cuenta con muchos actores: Euronext, Londres, Fráncfort, Zúrich y Madrid.

Si sale la operación adelante, se reanimará la actividad en un sector que hace tiempo se paralizó. De hecho, en 2011 la Bolsa de Fráncfort había llegado a pactar su unión con NYSE/Euronext.

Entre las posibilidades que alienta la rumorología, la más destacada es la alianza con BME. En este sentido, es evidente las diferencias de tamaño son mayores que en el caso de Deutsche Börse y LSE, por lo que los términos de la fusión quizá fueran otros. Para Euronext representa un activo muy goloso las especiales relaciones de Madrid con Latam, lo que sin duda pesará a la hora de adoptar decisiones transnacionales de calado.

Para LSE, una garantía contra el Brexit

Los debates sobre los riesgos de una salida del Reino Unido de la UE pudieron haber precipitado el acercamiento. La operación permitiría a LSE mantener un pie en la zona euro, pase lo que pase tras el referéndum británico del 23 de junio.

En ZINCAPITAL pensamos que el entorno político no ha sido el único catalizador de este movimiento. Esta era una posibilidad de la que se viene hablando hace tiempo, pues ambos grupos habían intentado fusionarse hace diez años, sin éxito. No hay que olvidar que el nuevo proyecto debe obtener luz verde de las autoridades de regulación de la competencia europea, que en 2012 vetaron una fusión entre el operador transatlántico NYSE Euronext y Deutsche Börse.

En cualquier caso, en las próximas semanas asistiremos a interesantes movimientos que pensamos que consolidarán el mercado bursátil europeo en uno u otro sentido. Es evidente que la libre circulación de capitales facilita este tipo de fusiones e integraciones paneuropeas. ¿La solución? : ¡en las próximas semanas!.